El aceite de fenogreco tiene una rica historia arraigada en civilizaciones antiguas, particularmente en el Medio Oriente, Egipto y la India. La planta de fenogreco (Trigonella foenum-graecum) se ha cultivado durante miles de años por sus semillas, que se han utilizado en la medicina tradicional, la cocina y los rituales de belleza.
Antiguo Egipto
Las semillas de alholva eran muy valoradas por los egipcios, que las utilizaban para embalsamar a sus muertos, además de con fines medicinales. Creían que la alholva tenía el poder de curar quemaduras y aliviar dolencias de la piel. También se consideraba una parte importante de los tratamientos de belleza, ayudando a mantener la piel suave y tersa.
La antigua Roma y Grecia
En la época romana y griega, la alholva se utilizaba principalmente como forraje para el ganado, lo que le dio el nombre latino "foenum graecum", que significa "heno griego". Sin embargo, también se utilizó en la medicina herbaria por sus propiedades digestivas y rejuvenecedoras. Las mujeres romanas a veces usaban fenogreco en tratamientos de belleza para mantener una piel joven.
Medicina tradicional india
En la India, la alholva se utiliza desde hace mucho tiempo en la medicina ayurvédica. Las semillas y el aceite se aplicaban tradicionalmente para tratar diversos problemas de salud, como problemas digestivos, inflamación y desequilibrios hormonales. También era un ingrediente clave en el cuidado del cabello y la piel, conocido por estimular el crecimiento del cabello, combatir la caspa y calmar la piel irritada. El fuerte sabor de la alholva la convirtió en una especia popular en la cocina india y sus beneficios curativos se extendieron también a las aplicaciones culinarias.
Usos modernos
Hoy en día, el aceite de fenogreco se utiliza ampliamente en cosmética, cuidado de la piel y del cabello por sus propiedades antienvejecimiento, antiinflamatorias e hidratantes. Sigue siendo celebrado por su capacidad para promover el crecimiento del cabello, aliviar las afecciones de la piel y mejorar la salud general de la piel. Sus usos históricos como tratamiento de belleza y agente curativo se han trasladado a las prácticas holísticas modernas, donde sigue siendo un aceite versátil y muy valorado.